La primera parte narra el descenso del autor al Infierno, acompañado por el poeta latino Virgilio, autor de la Eneida, a quien Dante admiraba. Acompañado por su maestro y guía, describe al infierno
que tenía una forma de un cono con la punta hacia abajo y los nueve
círculos que poseía en los que los condenados son sometidos a castigo,
según la gravedad de los pecados cometidos en vida, en el último círculo
"judesco", Dante describe que había una especie de palacio en el cual
se hallaban los que traicionaban a sus bienhechores y allí se encontraba
Lucifer. Él lo describe como un demonio de tres cabezas y dentro de la boca de la principal se hallaba Judas, al cual mordía con sus filosos colmillos como un juguete, mientras este gritaba de dolor.
Dante encuentra en el Infierno a muchos personajes antiguos, pero
también de su época, y cada uno de ellos narra su historia brevemente a
cambio de que Dante prometa mantener vivo su recuerdo en el mundo; cada
castigo se ajusta a la naturaleza de su falta y se repite eternamente.
Es particularmente recordada la historia de Paolo y Francesca, amantes adúlteros que se conocieron al leer en el libro de Lanzarote, los amores de la reina Ginebra
y esta persona, que fue motivo de inspiración y homenaje por poetas
románticos y contemporáneos, así como la historia del conde Ugolino da Pisa, el último viaje de Ulises,
tránsito por el bosque de los suicidas, la travesía del desierto donde
llueve el fuego y la llanura de hielo de los traidores, estos últimos,
considerados los peores pecadores entre todos.
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